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Luego de varios segundos, o quizás muchas eternidades, abrió los ojos y contempló la habitación en penumbras, el olor a incienso tapaba otros olores mas terrenales, el olor a sudor, a polvo, olor a dos cuerpos humanos que se encontraban nerviosos. Era su primera vez, jamás lo había hecho antes, el nerviosismo atacaba por su espalda en forma de escalofríos y como si miles de mariposas revolotearan en su estómago parecían apoyar la teoría de que estaba nervioso. Miró hacia la cama, el dosel no existía, solo un colchón que había visto mejores épocas, una almohada igual de usada era testigo muda de lo que iba a ocurrir en aquella cama.
Miró hacia las paredes y respiró profundamente, intentando sacudirse el nerviosismo y dejándose invadir por un universo de sensaciones, abrió todos sus sentidos y dejó que las sensaciones lo embargaran, su oído le hizo llegar el sonido sordo de un río corriendo, su olfato le dejó entrever que los inciensos y velas serían testigos en primera fila de lo que ocurriría esa noche, su tacto le mostró con sus pies desnudos que la madera del suelo era irregular, mientras que sus ojos... sus ojos estaban embriagados en ella. Ella se encontraba en la cama, mirándolo con nada de amor y mucho de lujuria, se movía como un tigre a punto de atacar, su cuerpo parecía revolverse entre las sábanas pero sus ojos no se quitaban de su presa, y su cabello negro como la noche parecía tener vida propia. Dio un par de pasos y sonrió nervioso, de pronto la ropa le parecía raída y pesada, le parecía aspera, se preguntó porque la gente se vestía, por que se ponía capas de tela sucia por encima de su cuerpo, dio otro paso y miró cada centímetro de su piel que adquiría un tono amarillento por culpa de las velas, dio otro paso y suspiró nervioso de nuevo, había leído libros sobre eso, libros que muchos censuraban o les parecían inadecuados, tenía el conocimiento en su cabeza, se sabía de memoria cada centímetro de la anatomía, y sin embargo, el terror estaba a punto de invadirlo.


Poco a poco se acercó a la cama y dio un suave beso en los labios de ella, mientras el terror se volvía tranquilidad, había estudiado, conocía las palabras, y mientras volvía a besarla, y sujetaba el cuello de Ella con cariño, un destello plateado rompió con las luces amarillas brevemente. Volvió a abrir los ojos y le sonrió con todo el amor que podía reunir, se apartó suavemente mientras Ella lo miraba con miedo, confusa, sin saber que sucedía, pero él sabía lo que iba a pasar, se apartó levemente mientras la sangre comenzaba a caer al suelo, y el cuchillo permanecía clavado en su corazón, y mientras recitaba las palabras que había aprendido en libros prohibidos, pudo verlo, pudo ver esa forma de vida que muchos consideraban retorcida, pero ya no sentía miedo, ni temor, ni nerviosismo, y mientras las ultimas motas de vida abandonaban el cuerpo de ella, y el charco de sangre se hacía cada vez mas grande, contempló con un orgullo inmenso el demonio que había invocado, porque claro... había leído, había estudiado, conocía las palabras y la anatomía, pero la práctica, era algo totalmente diferente...

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