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Una última noche en Bosque del Ocaso

 

Ambos se encontraron en el Refugio de los Mendigos, ella había llegado primero, anunciando su presencia el caballo que descansaba con rienda atada en el exterior de la torre. La pelirroja se encontraba en el interior de la dicha, resguardada por unas paredes de piedra antigua y desgastada, habiendo muchos huecos que ponía en duda sobre que tan seguro era el lugar. Era normal cuestionarse su protección, el lugar había pasado por manos de muchos, desde mendigos, nigromantes, hasta incluso renegados, aunque aquello último era más un rumor que un hecho, siempre se ponía en duda su veracidad. Ahora era un puesto de avanzada para la Guardia Nocturna, y eso era lo que importaba, el primer punto de defensa y vigía para todo viajero desde el Paso de la Muerte. 

Kayrane esperaba a su compañero, observando al exterior desde una ruptura del muro. El bosque permanecía como se esperaba, desolado, tormentoso, y amenazante. Estar en esa situación le hacía desear volver a Elwynn, Bosque del Ocaso no era precisamente un lugar para vacacionar, más cuando el viento silbaba entre los árboles, amenazante con cada caricia a la piel. El frío aumentó tras una ventisca, filtrándose desde un techo ausente de la media torre. Ella contrajo los brazos a su pecho, frotándose a si misma, el cuero de la armadura la mantenía un poco caliente gracias a un pelaje reforzado, aunque tampoco la hacía sentir segura, ignorando a veces la protección de está. 

- La vigilia no es especialmente estar en un sitio mirando toda la noche. Lo sabes, ¿no? - Dijo Alec Thorgrin, su compañero de vigía en aquella noche, uno de los mejores exploradores de su grupo. Era un joven de su edad, superándole por tan solo tres años. Era un poco más alto que ella, piel clara, ojos ámbar, cabello rubio, corto y algo alborotado. Atlético, en forma para lo que su trabajo requería, tenía varios tatuajes que resaltaban en su piel, aunque nada excesivo. 

Ella suspiró, apartándose de la piedra. 

- Si tan solo hubieras llegado aquí antes. - Reprochó en un tono pesado, desganada y burlona. 

Alec dejó su arco junto a una mesa, y se sentó mirando frente a una ventanilla, alternando miradas entre Kayrane y el exterior.

- Querida, las trampas no se comprueban solas. - Le respondió sonriendo, seguro y desafiante. 

- Querido, las trampas las armé en la tarde, junto con O'Connor. - Valerii se encaminó junto a él, manteniéndose arregostada al muro, observándole de soslayo. 

- Y es por eso que un tercio ya había picado por el viento. - Río al saber que había caído sola en la red. Ella en cambió le miró entrecerrando los ojos con recelo amistoso, le dio un golpe en el hombro mientras que él soltaba unas sonoras carcajadas. 

- Si bien sabes juzgar, ármalas por ti mismo. 

Alec continuó riendo un momento casi eterno, ahogándose en la risa y lagrimeando. Tras tomar aire dijo, alzando las manos como tregua.

- Bueno, no es para tanto. Aunque debiste de verlas, estaban desastrosas. 

- No fue mi culpa, la mitad las armó O'Connor, yo armé las del sur. - Excusó lo inexcusable. 

- Con razón. - Sonrío aguantando una risa. 

- ¿Cómo que con razón? - Apenas preguntó le afiló la mirada, sintiéndose el punto de burla de la noche. Normalmente eran tres en cada vigía, mas el tercero había tenido un problema estomacal al último momento, sin posibilidad de pedir un intercambio.  

- ¡Nada, nada! - Negó con las palmas en dirección a ella, evitando cualquier sesión de golpes de una malhumorada Kayrane. Ella le amenazó con la mirada, pero finalmente sonrió y permaneció en su lugar, relajada. Compartieron un silencio, ambos serenos mientras que observaban como las copas de los pinos danzaban en la altura.

Tras aquel largo silencio, ella habló, en un tono más calmo y serio. 

- Aún no he hablado con el Teniente Rogers. - Notificó pensativa. 

Alec la miró, con aquella expresión amistosa, no reparaba en que ella le viese, aunque estaba distraída. Él solo miraba los contornos de su rostro, siguiendo cada silueta y escudriñando más allá, casi como si la conociera de toda la vida. En pocos segundos le leyó la mente. 

- No estás segura. - Intuyó mirándola a los ojos desde su posición, sentado a pocos centímetros de ella. 

- Me necesitan más aquí que allá, aunque me cueste aceptarlo, es la realidad. - Declaró ella, acudiendo a la razonabilidad. 

El explorador Thorgrin suspiró, levantándose sin perder la mirada en ella. Al pararse inevitablemente quedó a pocos centímetros de la contraria, y no reparó en darle su espacio. La miró a los ojos, no pudiendo evitar, aunque se esforzase en ocultar aquella mirada tonta que nacía al verla. Alec era un hombre responsable, bastante privado para sí y muy profesional, siempre dedicado totalmente a la Guardia Nocturna, el verle en esa posición era algo de extrañar para cualquier persona, excepto a Kayrane, cuya situación no había sido la primera vez en esos dos meses. 

- ¿Aún lo recuerdas? - Le preguntó con una voz más suave, tomándole con ambas manos los extremos de la cintura de la pelirroja, sin invadirla demasiado.  Ella notó la jugada, aunque no dijo nada, en cambió se acercó, respirando hondo aquel aroma fresco, no había perfume, no había olor a flores del bosque o similar, no era alguien delicado, pero tampoco muy rudo. Apenas se acercó a él sintió aquel calor que si le invadía, como un abrazo cálido en mitad de un invierno, agradable y de agradecer. 

- Como no hacerlo. - Respondió la pelirroja, alzando la mirada a los ojos ámbar, sonrió levemente, con las mejillas un poco coloradas. 

- Sexto día del mes, y habías llegado como quien se había perdido en el bosque. Lo noté apenas te vi, no era tu lugar. En la noche... 

Ella intervino, continuando con una voz baja e inconscientemente dulce, se mantenía sonriendo con un poco de timidez. 

- Me separé de mi grupo, pensando que quizá separados podríamos cubrir más terreno. - Apretó levemente los dientes, suspirando como quien sabe en la actualidad que no era para nada una buena idea.- Tuve la suerte de que aparecieras a salvarme de ese lobo. 

- No. - Negó lento, dibujando una corta sonrisa. - Yo tuve la suerte de haberme topado contigo en ese lugar... - Tras lo dicho permaneció con la mirada en los ojos de la joven, perdiéndose por un momento. Ella alzó una ceja, habiendo notado aquella expresión. Él despabiló y río bajo para sí, luego continuó.- El caso... es que aprendiste a jamás separarte de tu grupo, te pones en riesgo y también a tus compañeros. Nunca sabes cuando pueden necesitarte, y tu a ellos. Son lo único que te cubren de la larga noche.

Ella curvó los labios, era algo que entendía y él lo sabía. Con cada día que había pasada fuera de Elwynn extrañaba cada vez más y más a sus amigos, Valenric, Lorysha, Galatea, Umber, Lucien y obviamente a la alegría de su casa, la pequeña Lith. No había pasado gran tiempo, mas con cada día se sentía más lejos de casa, incluso estando a algunos kilómetros de distancia. 

- Sabes que... si regreso, puede que no nos volvamos a ver. - Kayrane reflejó una tristeza en sus palabras, pausándose con expresión de angustia. Alec en tan poco tiempo se había ganado su afecto, desde una quel'dorei del pasado ya no había sucedido algo igual. Él se había ganado la confianza con un rapidez inusual, demostraba ser alguien atento, detallista, amistoso y compañero, pero sobre todo confiable. Había contado sus mayores secretos, incluso los de su familia, su pasado y quien era ahora en la actualidad, después de todo él la seguía aceptando.

- Confío en que si algo está destinado, no importa qué, debe de suceder... - Dijo, y tomando una pausa descendió su rostro a ella como si pidiese su permiso. Ella no dijo nada, silenciosa alzó su rostro, cerrando los párpados, frotando las narices y rozando los labios.  Alec tomó la iniciativa, abrazándola con mayor fuerza, recogiéndola en sus brazos y por primera vez en la noche se aislaron del frío. Ella concluyó, besándole de forma lenta, explorando sus labios mientras que se cautivaba con su aroma. 

La noche fue larga, ambos permanecieron en aquella torre, abrazados, compartiendo el calor mientras que las charlas largas se hacían presente, siempre había algo que hablar, aunque esta vez la amenaza de una despedida definitiva, era algo que no podían parar de pensar. Al amanecer, Kayrane ya había tomado la decisión, sus amigos, su familia, su hogar, era en Elwynn, y no podía dejarlos. Informó dicha decisión al Teniente Rogers, y él no tuvo más remedio que desearle suerte y buena fortuna. Kayrane y Alec se vieron por última vez en la frontera del Bosque del Ocaso a Montañas de Crestagrana, sabían que no debía de ser un último adiós, incluso aunque tuviesen deberes diferentes, buscarían un momento para verse. 

 

Spoiler

 Relato con finalidad de justificar la decisión de Kayrane al regresar a Elwynn, y también para presentar un ST especial en esta nueva etapa del personaje. 

Imagen de Alec Thorgrin y Kayrane Valerii.360dfae47cd8f0aaa2142121d2a1c17c.thumb.png.d035a9574fb79152fdee25f3b53f4d9c.png
 

 

Editado por Manosla
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