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[Prologo]

Días de Diplomacia.

(Año 26) - Bitácora de Tek'Quelsundae.

Seco era el pesar que nos consumía. Así de seco de se sentía el viento salado en mi rostro, y el bosque, o lo que de el quedaba después de la matanza, seco también, a la tenue luz de ambas lunas.

Los olores también se fueron marchitando, el sabor del vino no rendía los mismos frutos, y la mar ya no me parecía tan misteriosa y profunda. Me había dedicado a reparar navíos toda la vida, ahora por primera vez, partiría de mi hogar en uno de tantos, aunque después de todo, poco queda aquí para mi como para seguir llamando a Quel'Thalas mi hogar, al menos durante aquellos días...


(Año 23)

Las olas se enfurecían con rapidez, en el mar abierto de este mundo, el Mare Magnum. Pocos lugares menos conocidos y mas salvajes existen que las aguas de Azeroth, cubriendo mas superficie que la explorada en tierra, los mapas y bitácoras de viejos piratas o mercantes son la única manera de ubicarse. Muchos se hacen a mar con la esperanza de robar un poco de oro y dominar un trozo de esta azul bestia, otros, a tientas andan buscando clientes, puertos, reinos caídos en desgracia.

Yo viajo con Goblins, no hay forma mas segura (y a la vez mas peligrosa) de viajar por estos mares, sin embargo es mi misión, mi deber, como parte de este nuevo orden racial. Sin un objetivo que somos sino herramientas de la suerte y el azar. Quizá era mi turno de tirar los dados.

-
¿Como vas ahí atrás muchacho?
- Grito uno de ellos, claramente desconociendo mi edad. Su nombre es Gimwwik, un goblin alto y fornido para los de su raza, al menos para el resto de los que iban en el navío. Ademas de unos de los mas jóvenes, es el capitán del barco de vapor de poca monta que nos lleva a las islas del Sur y luego, al hogar de los Goblins. Si consigo que no me venda antes de llegar allí.

-
Bien
- respondí, tan seco como mi destartalado aspecto de elfo moribundo. Desde la caída del poso mi salud no hacia mas que empeorar.

Hizo una mueca con el rostro y busco entre sus ropas un pequeño cristal azulado.

-
Tómalo, compramos una buena cantidad, este te sirve mas a ti ahora
-

-
¿Crees que la piedad hará ganar mi confianza?
-

-
¿Crees que el orgullo te hará ganar la nuestra?
- dijo, directo. Era el primer goblin que conocía que hablaba de aquella manera. El único que hablaría de esa manera. Piedad o quizá algo mas, no sabría decir, a la larga se convertiría en una mutua lealtad.

Tome el cristal, algo dudoso pero rendido ante la lógica innegable de mi decadente situación. El era mi aliado, me costo entenderlo entre tanta mentira y comerciante carismático, sobre porque, en aquellos mares, la diferencia entre un mercader y un pirata era cuestión de la cantidad de balas a disposición del mismo.

-
Eres un elfo raro, ninguno vendría gustoso a esta zona
- Dijo, y sonreí a su carismática manera de cuestionar mis motivaciones.

-
Vine como diplomático. Aprenderé de vuestra cultura para mejorar nuestras futuras relaciones
- Respondí sin tabular, revelando la única verdad. Aunque quizá buscaba algo mas entre las olas, al final no había sido sino la ingeniería tras el motor y algunos otros cachivaches prometedores que lo habían terminado por convencer, y claro, la oportunidad de dejar los malos recuerdos atrás.

Entre una y otra verdad, entre uno que otro cuento de marinero, la noche se alargo hasta que el ron de motor de Goblin acallo los gritos de agonía y el sueño turbio, y las pesadillas, clavaron sus garras de nuevo en la consciencia.


- o -

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I

[
Primera parte]

El Pirata de Ojos Esmeralda

(Año 26) - Bitácora de Tek'Quelsundae.

Resumir mis primeros dos años de mercante y piratería en pocos párrafos me parece complicado, pero el reino de Quel'Thalas a proclamado su orden. Mi misión como diplomático termino, y como tal el informe de los datos culturales, económicos, y por supuesto, tecnológicos encontrados debía ser preciso.

Llegue en pocas semanas hasta territorio dominado por los príncipes mercantes. Aun estábamos lejos de Kezan, pero los puertos y presencia en aquellas islas no era poca.

Para cuando llegamos Gimwwik me había contratado como su nuevo ingeniero de mantenimiento y a la vez, un buen contacto con Alto Reino: sus productos, su cultura, sus necesidades y debilidades. Entendí bien lo que pretendía al añadirme a su tripulación, era un justo intercambio, el adivino mi pasión por la tecnología, tan poco apreciada por los míos, y me dio la oportunidad que buscaba.

En esos días las ordenes eran vagas, prácticamente nulas. Durante los primeros meses la única orden que seguí fue la ultima que me dieron en el alto reino. Ve, comercia y documenta la información mas básica, eso hice. Tenia experiencia pero con los Goblins es mejor nunca tomarla en cuenta, cada uno que encuentres tendrá cien artimañas diferentes, descubiertas por necesidad o intelecto.

Poco a poco sin embargo me iba dejando influenciar, y comenzaba a entender las falacias y el engaño, su carismático poder de convicción y su gran sentido de deducción y el negocio, son los maestros de la inversión e invención.

Con la basura mas barata y prácticamente de la anda, construyen todos su cachivaches unos sobre otros, generando esa inestabilidad tan adjuntada a su tecnología, sin embargo un tanto de tacto elfico pudo comenzar balancear las cosas, al menos para nosotros en el
Ylandre
, el barco de Gimwwik. Aun recuerdo cuando tuvimos que dejarlo a la deriva...


(Año 23)

Atracamos en un archipiélago pequeño, donde las mareas eran calmas. Ahí sacamos algunos suministros y montamos un pequeño fuego en uno de los islotes. El bote ya no me parecía tan malo, incluso habíamos reforzado la estructura con madera, debido a mi petición personal, ademas pude hacer refacciones y aumentar la eficiencia de empuje.

Gim, se acomodaba como cocinero frente a la fogata. El resto de la tripulación acomodaba aun las cosas dentro del bote, haciendo espacio y el mantenimiento antes de la cena, todos eran chicos pobres que Gim había adoptado a cambio de comida, techo y una razón para vivir, no quiero decir que fuese malo, pero Gim supo como hacerlos su familia. Todos podrían matar y morir por su capitán, y jamas discutir sus razones, de cierta manera era un poco atemorizan te la forma en que moldeaba su lealtad desde pequeños... Aunque admirable a decir verdad.

-
Mañana trabajaras en el cuarto de armas
- dijo mientras asaba los pescados de la cena.

-
¿Armas?
- pregunte sin mucho entusiasmo. -
Te refieres a los cañones, supongo.

-
Me preocupan mas las ametralladoras que conseguimos a cambio de los cristales arcanos.
- termino por decir. Pasándome mi porción.

Logramos un un buen trato, unas cuantas monedas, alimento y suministros, e incluso dos armas de disparo automático. aunque algo anticuadas, de buena calidad y calibre.Funcionaron bien pero hacia un par de días que no querían ni arrancar.

Yo era ingeniero del motor y aprendí algo en las semanas anteriores pero una
arma de fuego
era algo completamente diferente, o eso pensé yo.

-
Mira, que haya hecho algunas refacciones básicas en el motor no me hace un ingeniero, Gim.
-

-
Nada, eres el encargado de mantenimiento mecánico.
- y dio un mordisco a su pescado para seguir hablando, a la vez que mascando.

-
Ademas, tienes buen ojo para la tecnología y eres mas listo que el resto de monos que componen la tripulación.
-

No podía discutir con la dura verdad, supuse que no perdía nada mas que mi tiempo y después de todo, Gim era mi jefe.

A la mañana siguiente no tardamos en salir. Aun estábamos en ruta a Kezan, mientras tanto, Gimwwik se encargaba de educarme sobre la "competencia amistosa", al estilo goblin, y la importancia de llevar siempre un arma o dos encima. Yo por mi parte tenia poco o ningún aprecio por filos y espadas pero aquel ya no era mi bosque, no conocía los peligros ni tenia mayor seguridad que la que podía darme a mi mismo. Aquí la ley era la del mas fuerte.

Las metrallas fueron el primer paso en un largo recorrido por armas de pólvora y fuego de manufactura goblin. Las vi antes, pero de diseño enanico. Si bien era cierto que la calidad era un poco menor, la cantidad de variantes y poder de fuego era sumamente superior o al menos, prometía serlo.

- o -

-
¡Gim!
- Comencé a gritar desde el compartimiento de armas -
¡Gim! ¡Maldita sea, ven de una vez!
- volví a intentar usando un tubo metálico que llevaba el sonido a través de todo el barco.

Llevaba un par de horas jugando con las armas del bote, sobre todo con las
ametralladoras, ya casi estaban completamente reparadas, solo necesitábamos repuestos básicos y alguna que otra soldadura, pero lo que veía ahora tenia poco que ver con eso. Usando la mira del arma, a lo lejos los pude divisar: Piratas.

Eran dos barcos de velas, ligeramente mas grande del tamaño al nuestro, los habíamos perdido tres días atrás.

-
¡Demonios Gim! ¡Ven de una vez!
- Volví a gritar y escuche el estruendo de la puerta tras de mi, abriéndose de una patada. Ahí estaba, eufórico y molesto.

-
¡QUE MIERDA QUIERES JODER!
- Probablemente le acabase de despertar, pero eso no le iba a importar.

-
Nos alcanzaron
- Dije, dando espacio para que mirase. Y entonces su enojo se esfumo y una mueca de preocupación y frustración apareció en su cara.

-
Oh tío, Oh tío.... No quería tener que llegar a esto.
- Dijo y comenzó a gritar ordenes por el tubo de comunicación, pronto toda la pequeña pero obediente tripulación estaba lista para disparar los 4 cañones, yo y el operaríamos las ametralladoras.

-
Pero, si no tenemos mas que unas cuantas bolas de cañón y una ronda para cada metralla
-

-
Se han adelantado anoche, ya no han emboscado poco mas podemos hacer muchacho. Busca tu sable
- Dijo antes de salir de la habitación. Y así lo hice.

Nos preparamos para el ataque y fuimos los primeros en disparar. Una bala, dos y tres, y ahí iban todos nuestros disparos. Pedí al azar que nos diera su bendición y así fue. Uno en el costado al costado, a estribor, otro en la proa y el tercer disparo en uno de los mástiles, y el primero, aunque el mas pequeño de los barcos enemigos estaba emprendiendo la retirada bajo el fuego de una de las metrallas.

Jamas esperaron que aquel barco mercante fuese a darles de lleno. Sin embargo aun restaba el otro barco, parecían ser mas insistentes, o quizá habían adivinado que nuestro corto poder de fuego había disminuido en un 90% en aquel ataque de desesperación.

Gimwwik había supuesto bien, tendríamos que luchar después de todo.

Los primeros disparos destruyeron parte del costado de nuestro bote, mientras el capitán hacia lo que podía con su metralla. Todo era un caos. Yo ya no tenia munición y comencé a escalar mi camino hacia la cubierta.

Me sorprendí al encontrarme subiendo la ultima escalera, cuando uno de los piratas entro por la compuerta justo delante, blandí mi espada hacia el y le atravesé el pecho de la lado a lado sin pensarlo. Nunca podre olvidar el rostro del pobre diablo, era un goblin unos centimetros mas bajo que yo. Algo entrado en años y con una barba desacomodada. Extraje mi arma sin ninguna gracia y le di espacio al cuerpo inerte para caer por la escalera. Era la primera vez que arrebataba una vida, trague saliva, sabia que era mejor que me acostumbrara pronto, fuera la batalla era audible. Di un paso hacia la lucha, apretando los dientes y el filo en mi mano.

- o -

Con la noche vino el silencio, del total de doce que eramos quedamos tan solo un puñado en pie, y con mis manos podía contar los supervivientes... Si no moría alguno de los heridos. sin embargo había cierto sentimiento de satisfacción en todos nosotros. Nos defendimos con dientes y uñas, y terminamos por abordar el barco enemigo quien contaba con apenas poder de fuego, similar a nuestra situación habían apostado por los números, mas la huida del otro barco nos dio la ventaja.

La batalla tomo algunas heridas, sin embargo.

Gimwwik había perdido toda la mano derecha después de la muñeca y uno de sus ojos. Yo un par de huesos rotos y mis costillas seriamente pateadas, y un dedo mutilado de un disparo, quemaduras, raspaduras, cortes y golpes pero estaba mas entero que el jefe, segun el, tenia al azar de mi lado.

-
Lo hicimos bien, eh, Iann
- Me dijo, mientras vendaba sus heridas.

-
Estamos vivos, y estaremos bien
- dije intentando animarlo -
Lo siento por los muchachos.
-

-
Cumplieron su misión
- dijo entonces, frió -
Una buena inversión
- Intentando forzar una muralla entre el el verdadero aprecio a sus hombres.

-
No te hagas el duro ahora, necesitamos a nuestro capotan mas que nunca
- dije, dándole un golpe en la cabeza. Era mas cierto para mi que para el resto de la tripulación

-
Aaah... Vale, vale... Si es que sin mi os morís todos la pura verdad
- dijo a modo de broma y algo molesto por mi golpe. Pero sabia bien de que hablaba.

Sonreí y no dije nada mas, viendo como los "analgésicos" comenzaban a adormecer su consciencia y probablemente su memoria, así como el dolor de sus heridas, habría tiempo para hablar de su dolor otro día, las drogas podrían adormecerlo por ahora.

Al día siguiente, decidimos volver a los islotes, ahí desmontaríamos el motor de vapor del Ylandre y dejaríamos el resto ahí, tomando como nuestro el barco de los piratas, el daño en el casco y el costado hacia imposible que aquel viejo y destartalado bote llegase a Kezan.

El viaje, desde ahí, fue tranquilo y cauteloso. Una semana después estábamos en la Isla.


(Año 26) - Bitácora de Tek'Quelsundae.

...Tras aquella experiencia, no vimos mucha mas acción hasta llegar a Kezan, ahí mismo tuvimos que esperar unos cuantos meses, haciendo negocios en el puerto y viajes cortos mientras el Capitán se recuperaba de sus heridas y reuníamos dinero para mejoras y arreglos necesario al nuevo barco; por mi parte comencé junto con el capitán una pequeña operación para sembrar algunos arbustos de cardo de sangre para venderlos al Alto Reino, donde los precios y la adicción, ademas de la poca tierra sana en manos de elfos y no del gobierno han hecho de la planta una comodidad bastante cara.

Me encargue de no sobre detallar con palabrería poco interesante para los altos mandos gubernamentales, o el pobre diablo que archivara los cientos de informes que quedaran en el olvido. Después de todo tras el caos generado por la sorpresa que trajo el "príncipe" desde el vacío y la toma de poder del nuevo orden, muchos quedamos en el olvido. Decidí entonces que era mejor mantener en el silencio algunos de los hechos que vinieron después... Los que me hicieron ganar el apodo de "Ojos esmeralda".

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II

[segunda Parte]

El pirata de los Ojos Esmeralda

(Año 26 / Mares del Sur)

Bitácora de Tek'Quelsundae.

No, no me lo comento al principio. Gimwwik era leal, un buen líder y gran maestro de batalla e ingeniería pero también era tan calculador y cuidadoso como cualquier goblin que ha luchado por salir adelante en los peligrosos mares del sur. Al principio lo tomo una ventaja. Que yo desconociera los rumores que comenzaban a cocinarse sobre mi identidad.

El escenario no era ya tan importante, las idas y venidas de Kezan, los mares e incluso las penínsulas mas sureñas de Kalimdor y los Reinos del este se me habían hecho pan de cada día. Habían pasado ya varios meses, creo que poco mas de un año, y no era el único elfo que había hecho su camino hasta aquellos mares, sin embargo, cuando partí era uno de los pocos con este estigma esmeralda allí, después de todo mi elección como diplomático en aquellos días no había sido al azar, en cualquiera de los casos, fuese para bien o para mal
sin duda jugo gran papel en el engaño.

En fin, a decir verdad cuando descubrí lo que planeo no me molesto realmente, aunque tenia un orgullo que defender...


(Año 24 - Mares del Sur)

La costa de una pequeña isla, en los mares del sur, era el nuevo escondite que Gimwwik encontró. Ciertamente, el lugar ofrece tierra relativamente firme y profunda, ademas no esta en los mapas convencionales. Un tiempo atrás dejamos Kezan sin mucha explicacion ni aviso, y ahora todo comenzaba a cobrar sentido.

Que no saliera mucho del bote, ni me alejara del puerto, que las gentes se ponían nervios al ver un elfo. Maldito goblin de mierda. Nunca me contó sobre su lucha a muerte en el
Volitare
, el barco enemigo que destrozo a nuestra primera embarcación, el barco que era nuestro hogar ahora. Y claro había una razón oculta tras aquel silencio.

Nos encontramos en cubierta cuando el pendejo rompió su silencio. Era un día agradable hasta aquel momento, soleado y tranquilo. Navegamos a buena velocidad con ayuda del viento. El motor de vapor del Volitare se mantenía apagado en días así, aunque habíamos logrado hacer que impulsara en momentos de huida la estructura era algo "volátil"... Razón por la cual preferíamos no usarlo a menudo.

-
¡¿Que cosa hiciste?!
- Pregunte, sin duda molesto y algo alarmado por la confesión del enano verde.

-
Eres un malnacido de mierda
- Agregue duro y frió alejándome de su escritorio.

-
Alaa.. Solo quería hacerte un nombre sabes, y ganar algo de reputación, después de ultimo ataque... Tu mejor que nadie entiendes que muchos no habían puesto en la mira
-

-
¡¿Y por eso tenias que hacerme pasar por ese tío?!
- nuevamente exaltado -
Maldita sea Gim... En que lió me haz metido esta vez
-

-
Tan solo dije que tenias ojos verdes, pijo, el resto se lo inventaron ellos solos
- Encogió de hombros como si aquella escusa fuera suficiente.

-
Tu me hiciste pasar por un pirata , para proteger a tu bote ¿Como pretendes que vuelva a mi reino ahora, con una reputación labrada a tus mentiras?
-

-
¿Acaso pretendes volver?
- Alzo una ceja, mirándome algo incrédulo.

-
Ese no es el jodido punto. Maldición Gimwwik, me debes una grande, muy grande.
- exclame dejando el tema, envuelto en mi propia frustración y enojo.

-
Ni siquiera entiendo porque no nos echaron antes de Kezan.
- Dije pensando en voz alta, y a la vez recordando las múltiples ocasiones en que un goblin corrió al simplemente saludarlo.

-
Pues... Por miedo
- explico, orgulloso de sus mentiras y logros.

-
De verdad me debes una grande
- Termine, dispuesto a dejar la conversación.

-
Lo que digas.... -
agrego haciendo un gesto con la mano, restando le importancia.

-
Marica
- mascullo entre dientes luego, cuando yo abandonaba su habitación.

El capitán pirata no era otra cosa que un elfo. Sus ojos sin embargo Gimwwik había confesado, aun eran azules. Aquel capitán había muerto, pero Gimwwik no lo dejaría descansar en su tumba marina por mucho tiempo.

Comenzó al poco tiempo de llegar a Kezan.

El pirata no murió, pero si había aniquilado a toda su tripulación y a la enemiga con sus propias manos solo por el placer que le causaba matar. Era ademas un maniático, un asesino entrenado en un reino lejano y recluido. Y al final acabo por abocarme toda la responsabilidad de los crimines de aquel pobre diablo, cuyo nombre real incluso logro disfrazar. Me recosté sobre mi camarote, nada mas podía hacer ahora que pensar con calma las cosas.

Sé que molestarme en una situación así era inútil, pero podía sacar provecho de ello, tal cual había aprendido a hacer observando a los Goblins. Sin embargo nunca mas podre volver a pisar Kezan, al menos usando mi nombre y aspecto actual.

Por otro lado comprendía las intensiones de mi capitán, y sabia que, aquella bandera pirata, nos mantuvo alejados de los problemas numerosas ocasiones. Era cuestión de supervivencia. Aunque ahora las cartas quizá jugarían en nuestra contra.

No tardaríamos en viajar al norte. Donde la neutralidad era menos común y mas apreciada.

- o -

Estos días mantengo mi distancia, siempre quedándome en la embarcación para evitar mas problemas, esta vez no es diferente. Después de todo, era un peligroso y violento pirata de los mares del sur, gracias mas a rumores que a batallas ganadas. Veo mi dedo ahora seccionado tras el impacto de una bala en la mano y me pregunto si todo esto tendrá algún objetivo real esperándome o si tan solo es el camino personal a la decadencia que el destino eligió para mi.

Mis ropas eran ya bastante diferentes a la vestimenta Thalassiana, ahora vestía cual pirata de aquellos mares, y claro, no podía sino portar un par de revolveres, que Gimwwik robo a algún iluso a modo de compensación por utilizar mi nombre en su beneficio. Aunque el insistía en que los había hecho el mismo, era poco o nada probable que dijese la verdad.

Nada realmente cobro sentido en este maldito viaje hasta anoche. La conocí cuando llegamos a Bahía del Botín. Desde ese momento y hasta el día de su fatídico final, mi mente tuvo una sola cosa presente, su nombre An'narie. Miento, fue quizá la curva que se describía al caminar, o sus ojos celestinos, como el agua cristalina en la que flotaban los navios con tranquilidad. Fue en el penúltimo de los puertos que debíamos visitar camino a Botín.

Ya era de noche y el silencio era solo interrumpido por el grupo de humanos y enanos que conformaban su tripulación del otro navío, todos sentados en el pequeño bar del puerto. El establecimiento contaba con una barra y unas cuantas mesas mas. Observe por un rato su barco, típico de Lordaeron, quizá alguna embarcación que zarpase antes de la plaga, ahora tendrían otra profesión.

-
A la mar, a la mar
- cantaban algunos de ellos.

-
Si todo sale bien, nos podremos dar un temporada en Botín, un mes tal vez
- Decía uno de los enanos de barba rojiza a su compañero. Un humano, algo delgado, calvo y con una chiva marrón que no hacia mas que amedrentar mas su destartalado aspecto.

-
Ustedes son mas de tocar puerto, nosotros nos sentimos cómodos con largos periodos a la mar
- comentaba el hombre delgado. Un goblin tras el se unía a la conversación afirmando las palabras de su compañero.

Tras escucharlo entramos al bar, yo, Gimwwik y un par de goblins mas, nuevos en la tripulación, los habíamos encontrado hacia poco en un puerto peleando entre si y sin apenas algo de ropa encima. Eran hermanos Joz y Kolz, fuertes, duros, pero idiotas como una roca. Tras una pequeña charla y una distracción, Gimwwik venido su embarcación y pertenencias dejandolos con lo que llevaban encima y nuestra oferta de trabajo. La idea fue mía.

Al entrar se podía diferenciar entre ellos dos grupos, a pesar de tratar de una sola tripulación. Cinco humanos, altos y fuertes, con porte de soldado, y dos enanos junto a ellos, con un rifle cada uno, y luego los demás, tres goblins y un par de humanos delgados y desechos por los años de mala vida en la mar. Nos hicimos campo en una esquina y pedimos algo de comida, yo iba con rostro endurecido, desde el silencio incomodo que se hizo al llegar.

Poco a poco, todo volvió a fluir y el ruido de las conversaciones afloro en el bar. Mire de reojo a Gim, recordando le que era su culpa todo aquel maldito lió.

-
No tardaremos en partir
- Afirmo mi capitán en un suspiro. Joz y Kolz nada mas asintieron, hambrientos y a la espera de un buen trozo de pescado o patatas.

-
Como sea
- dije fríamente, dando una mirada disimulada entre el dividido grupo. Lejos de todo y junto a otro humano de aspecto un poco mas flacucho, aunque mas entero que los otros dos, estaba ella. Cautivo mi mirada y todo lo demás. Era hermosa, sus cabellos eran largos, hasta su cintura, de un tinte verde esmeralda. Sus ojos brillaban celestinos contra la sombra en aquella esquina del bar. Su perfil era perfecto.

El hombre a su lado, era delgado, de mirada lista y brillante, portaba un revolver y un par de lentes. De veinte y tantos quizá, cabello castaño oscuro.

Poco a poco los mejor formados se fueron yendo del lugar. Dejando atrás a los dos alejados y al resto de malogrados. Nosotros aun nos alimentábamos, sobre todo los gemelos, quienes lo hacían de manera mas notoria y hasta sonora. Pronto, la mujer que me cortaba la respiración se levanto, y en ese momento se percato de mi existencia, su mirada fue intensa aunque fugaz, observo mis ojos directamente por unos segundos, no pude ver mas que el fulgor azul.

Cuando se marcho supe que tenia que volverla a ver.

-
Se han ido...
- dijo un goblin, o eso advine por su voz.

-
Finalmente
- este sonaba mas humano.

-
¿Cuando daremos el golpe entonces? ¿Esta noche?
- termino por decir otro de los goblins, que por la ubicación de su mesa, no lograba vernos, así como el resto de sus amigos. Yo mire a Gem he hice un gesto de silencio con mi dedo, quería escuchar aquello.

-
Sera esta noche, le hemos pagado al del bar, los hombres de An'nerie estarán dormidos, al menos los grandes
- hablaba con mas propiedad, era uno de los humanos pero su forma de hablar destacaba, y estaba cubierta por un tono de superioridad asqueroso, el mismo que usaban los altos mandos en Quel'thalas.

-
Nosotros nos encargaremos de ellos, jefe, usted del otro muchacho que se la ha pegado como cucaracha
-

-
Como sea, solo recordad dejarme a la elfa con vida
- Dijo con cierto asco - A
ntes de acabar con ella le enseñare lo que esta escoria es capaz de hacer
-

Todos rieron. Gim me miro, el sabia lo que iba a decir antes de que lo dijera. Pero espera a estar en nuestro navío antes de abrir la boca. Los gemelos me miraban confuso aun en el bar. Y no tuvieron opinión real ya en el bote...

-
Debemos seguirlos Gim, se que no tiene sentido para ti pero
- intentaba, algo desesperadamente, explicarle al capitán, la razón de mi intromisión en medio de la noche para cambiar la ruta del barco sin su permiso ni consentimiento, siquiera con su sospecha a mis espaldas.

-
¡NADA!
- Exclamo, moviendo sus manos en forma de una equis, acentuando su negativa.

-
No voy a arriesgar medio año de cultivo que apenas logramos sacar de Kezan solo por un par de nalgas hombre
- volvió a hablar al poco tiempo.

-
Ya te lo dije Tek, ella no lo vale, ninguna mujer en estos mares es mas una trampa con tetas, escúchame que tengo experiencia siendo engañado
- Su discurso es ciertamente mas preparado que el mio, quizá mas acertado incluso pero debía insistir.

-
Que no es así, maldita sea Gimwwik, entiende que necesito aunque sea hacerle saber lo que siento, bien, es distinto para los elfos.
- Intente explicar pero era inútil. Yo mismo sabia que era idea estúpida.

-
El problema es que no creo que ella se sienta como una elfa
- dijo, rascándose la nuca, y luego continuo -
Vale, vale... Te vas a arrepentir pero en fin...
- Tras esto dio el nuevo rumbo. Supongo que se ha suavizado.

Repare en sus palabras aquella noche. Ciertamente, había pasando mucho tiempo desde que no pisaba las tierras del alto reino, desde que no veía a otro elfo. Mucho tiempo.

Ya no lograba recordar como era antes de venir, antes de mentir a diario, de estafar, engañar, robar, vender e incluso algunos actos bajos de piratería y contrabando que Gimwwik llevaba desde hacia décadas en Kezan y sus puertos.

Quizá su pensamiento fuese distinto o simplemente me rechazara como un estorbo, no seria algo extraño de hacer en mundo como este. Sin embargo, hay algo que me empuja, algo incontrolable dentro de mi, debo seguir este instinto, o es lo que creo... Solo espero no estar tan equivocado.

La noche se hizo larga usamos el viento para navegar silenciosamente, con nuestra reputación si nos veían acercar probablemente pensarían que se trataba de una emboscada o similar. Debías alcanzarlos pero no alertarlos.

Navegamos en suma oscuridad. sin velas, sin luces.

Yo esperaba poder razonar con ella, eran cazadores de tesoros y mapeadores de aquella zona supuestamente aunque Gimwwik no se veía convencido de aquella historia. Pocos forasteros viajan hasta esta zona en busca de tesoro, y es mas que conocida para mapear nuevamente las aguas. Había algo raro, definitivamente, pero entonces me cegaba la emoción de haber encontrado mi destino, y la vacía ilusión de un futuro.

- o -

Aguardamos hasta llegar a unos bancos de arena que no habíamos notado ni teníamos registro alguno. Parecía que ellos esperaron al anochecer debido a la marea de la zona que haría accesible lo que buscaban. Nos acercamos yo y Gim, en una bote de remos, intentando ser silenciosos en la noche sin luna.

Su barco se encontraba encallado, cuando nos acercamos suficiente, nadamos hasta la orilla y escuchamos un ruido seco, como un saco dar contra la arena. Gim se acerco al casco del barco y usándolo para ocultarse hecho un ligero vistazo.

-
Un cuerpo
- Dijo, seguido de otro ruido similar al anterior -
Dos
- aclaro.

-
Te dije que estaban en peligro
- insiste.

-
Y yo te dije que no es nuestro asunto
- hizo entonces una seña y avanzamos, el puente del barco a tierra estaba abajo, había dos cuerpos humanos en la arena. Arriba había silencio, Gim subió en silencio primero. Yo le seguí. Pude ver como uno de los goblins aun vigilaba en cubierta, algo nervioso, miraban hacia el mar dando nos la espalda.

-
Lo hago yo, quédate aquí
- dijo Gim, y avanzo sigilosamente. Sus pies apenas hacían ruido al andar, saco su daga larga y apunto directo entre las costillas.

Una punzada ascendente que atravesó su corazón. Y luego un empujón, cayo al agua sin vida.

En ese momento avanzamos hacia la puerta que llevaba al camarote, Gim que estaba mas cerca había abierto la puerta que estaba sin seguro.

Dentro no había nadie. Era un cuarto de mujer, sin duda, pero también de una marina. Una mancha de sangre humedeció mi pie atrevas del zapato.

-
Debemos bajar y buscar al resto de la tripulación
- dije alarmado. Escuchamos voces venir de cubierta.

-
¿Donde se metió ese idiota?
- decía uno de ellos - Si le pillo meando mientras le dije que vigilara - parecía molesto.

-
Deja que mas da, dudo que alguien vaya a pasar por esta zona, nos hemos desviado bastante de las rutas convencionales, usando la mentira del tesoro
- dijo el otro, bastante confiado, ambos sonaban como goblins, y lo eran, los podía reconocer del bar. Podía verlos desde la ranura que dejaba la puerta entre abierta. Uno cargaba un cuerpo, el otro mas débil lo arrastraba. Ambos hicieron el mismo ruido al caer en la arena.

-
¿No habrá problema con dejar los cuerpos así?
- dijo uno. Mientras me colocaba para disparar.

-
Con esas heridas los tiburones no tardaran
- Gim ya había apuntado.

Ambas balas salieron casi al mismo tiempo, el mio dio en su cuello y este cayo hacia el mar des-balanceado por la sorpresa y el golpe. El que fue victima de Gim cayo muerto, con un agujero entre los ojos, manchando la cubierta. Los ruidos de los disparos probablemente alertarían a los dos restantes.

Salí del camarote y me dirigí hacia la bodega, Gim conmigo, recargamos las armas, yo prepare mi segundo disparo. Un arma en cada mano. Bajamos las escaleras que nos llevaron a los camarotes y el silencio nos acompaño junto a la oscuridad. Había un incesante gotear ahí abajo. Nadie hablaba, apenas respirábamos, e intentamos ocultarnos. Entonces la puerta hacia la zona inferior de bodega se abrió de un golpe.

El tipo venia enmascarado, con un arma de fuego, un rifle enano, supongo que ya no había mas tripulación viva en el navío, con suerte, su jefe la habría mantenido con vida para divertirse, sino habría llegado muy tarde. Dispare sin dudar pero falle, el me disparo de vuelta y me rasguño en la mejilla. Gim dio el suyo y le dio en el abdomen, de lleno, cayo al suelo sujetándose el estomago y vomitando sangre.

-
¡¿Zack?! Huye Zack, estos enanos nos...
- algo o alguien la hizo callar, yo avance sin dudarlo.

Cuando abrí la puerta lo sentí, el disparo por poco me da de lleno en la cara. Uno de los enanos vigilaba la puerta y me había visto desde el otro lado de la bodega con una mira y su rifle. Gim, mas bajo se adelanto escabullendose bajo mis pies y entre las cajas, dispare para llamar su atención, Gim tendría que acertar pero no fue así, entonces, un segundo enano surgió de su escondite, su disparo dio en el hombre a mi capitán.

-
Gim quédate abajo
- Exclame, y escuche mas disparos venir de su dirección, mientras ocultaba mi cara tras unos barriles. el incesante goteo se detenía. Observe el agua en el suelo como por instinto al escuchar el goteo, ahí lo vi, el reflejo del enano, justo a mi izquierda. Espere a que se asomara, no apuntaba hacia mi. Correría el riego, así que no podía fallar. Al final tras los enanos, los ruidos de forcejeo y gritos de amenaza se escuchaban.

Repase mis posibilidades nuevamente y dispare, dando en el blanco, el otro enano que iba acercándose a Gim, me vio y disparo dejándome una cortada en la oreja. Escuche el revolver de Gim disparar contra el enano y luego un incomodo y molesto silencio.

-
Estoy vivo
-

-
Yo también
- respondí, aliviado. Y avance hasta la puerta. Los ruidos se habían detenido hacia unos momentos. Mire a mi capitán, el goblin, sin una mano y con un parche negro tapando su ojo vació me sonrió. Lo había metido en el mismo lió que el a mi, supuse que la sonrisa significaba que al fin estábamos a mano.

- o -

Abrí la puerta delicadamente, esta develaba un compartimiento sellado de la bodega, era un cuarto amplio donde guardaban suministros mas delicados o bajo llave. Ahí dentro solo se lograba divisar una figura. Un hombre. Era el mismo que le acompañaba en el bar. Nos daba la espalda, intente entrar pero mi pie dio con un bulto pesado y frió. El ultimo de los amotinados estaba frente a mi, dos huecos en su rostro y tres a la altura del pecho. Me quede frío, viendo como aun exhalaba su ultima respiración, y la sangre brotaba sin cesar de sus heridas.

El humano no se inmuto, quizá no se percato, aprecia en alguna clase de shock, miraba a sus pies, apoyando sus manos en dos cajas. Sostenía un arma aun bajo una de las palmas. De pronto comenzó a reír cual desquiciado.

- ¡
Al fin! - Exclamo, eufórico
- No se que mierdas estaba pensando mi padre al darle el barco a esa perra... - dijo con asco, hablando mas consigo mismo que con nosotros.

-
Tranquilos... Chicos
- Aun sin voltear hablaba, con un tono cínico, confundiéndonos con sus compañeros enanos supuse. -
Ya me he hecho cargo de el, y la perra a la que vendiste...
- en ese momento volteo.

Mi cara y la bala saliendo de mi revolver fue lo ultimo que vio.

El disparo atravesó su cráneo desde su ojos izquierdo.


(Año 26 / Mares del Sur)

Bitácora de Tek'Quelsundae.

Lo mas divertido, o cruel en realidad, es pensar que luego de deshacernos de los cuerpos y saquear el barco, descubrí que esa muchacha elfa era la hermana del pirata que habíamos suplantado. No me miro por casualidad o destino en aquel bar. Había descubierto quien era, el impostor que mato a la única familia que le quedaba.

Lo mas probable es que en ese momento, decidió darme caza, pero aquellos amotinados se le adelantaron durante la noche, la drogaron con el resto de la tripulación y asesinaron a todos uno por uno. Uno de ellos se entero del motón con antelación y aprovecho para tomar el barco, y cegar sus resentimientos...

El resultado era igual, aquella mujer que ahora no respiraba, de estar viva querría clavar mi cabeza en una estaca, jamas hubiese tenido oportunidad. O eso me repetí durante las noches que siguieron. Fue un romance que nunca tuvo oportunidad, un deseo vano que me devolvió los pies a la realidad, la única verdad. En este mundo se debe vivir de mentiras o de muerte. La vida tiene maneras divertidas de reírse de uno y de cobrar las cuentas que nadie te cobra, al final todo es un negocio justo, un intercambio equivalente.

Durante la época siguiente intente silenciar mis recuerdos y cumplir las expectativas de mi nuevo nombre. Después de todo, añadíamos una masacre mas a los logros del capitán de Ojos esmeralda.

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  • 1 mes atrás...

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